sábado

Artexperiencia. -By Revolution Inn!

Cierto día, entre los últimos meses del año, salíamos con Melisa de nuestra amada Escuela de Música decididas a disfrutar del Sol, saltando y cantando tomadas de la mano mientras maripositas fucsias y verdes manzana revoloteaban a nuestro alrededor, y se nos ocurrió la genial idea de ir a la galería de arte (ni ideeeea cómo se llama) ubicada a menos de una cuadra de dicho establecimiento del que anteriomente dije salir (podría directamente decir Escuela de Música y evitar tanto rollo pero ciertamente me da paja).
En cuanto entramos nos encontramos con una prescencia muy perturbadora: el Artista de las Artes colgadas de las paredes Artísticas de la Galería de Arte (cuánto arrrte, mon Dieux), que nos fulminó con la mirada y desapareció con una estela de humo violeta. Con mi amada MelMel nos pusimos a mirar esos... cuadros?
Sinceramente, ponerse a tirar pintura de distintos colores en un lienzo no es considerado arte, o sí?
Lo más gracioso es cuando vi, en un cuadro (el más caro) pedacitos de goma espuma y lentejuelas violetas desparramados por todo el lugar.
Lo aterrador de ese espacio ampliamente iluminado, fue la macabra presencia del Artista del Arte. Parecía el gato de Chessire, de Alicia en el País de las Maravillas, en cada esquina sus ojos nos estaban espiando (no vaya a ser que estas insensibles toquen o roben mis creaciones!)
Fue así que, después de ver autitos rotos y barnizados, unas repisas un tanto extrañas con nubes pintadas y un montón de ramitas pegadas (quién lo diría, barnizadas también, como TODO en el puto lugar) todas unidas que se supone era una escultura, y de tatuarnos los ojos del artista en la nuca decidimos irnos.

Pero no por nada nos paramos en la puerta y gritamos : "VOLVEREMOS!" seguido de una risa macabra, una pose para la foto y una retirada con muchos ventiladores para que el pelo se nos mueva para todos lados.

Volvimos. Y cada vez más tentadas, mientras el Artista de Artporquerías nos comía con los ojos, mirábamos cuadros amariiiillos con manchas de lo que parecía ser sangre, un crucigrama de líneas curvas bajo el nombre de "Aclaración" seguido del precio ($700 por algo que podría hacer un gato con un pincel atado a la cola y de 40 x 20 cm), y cabezas de pescados y búfalos (? esculpidas en madera.
Esta escena se repitió varios días de nuestras vidas, hasta que un hecho me conmocionó: Yo, amante del verde manzana, lo que me valió también el apodo de Manzanita y un amor a las Manzanas.. ahí estaba: La Manzana de las Manzanas, la Manzana Dorada! (y gigaaaaante!)
Se me caía la baba por entrar a ver eso, tocarla, olerle el famoso BARNIIIIZ y ver el precio ridículo, pero cuando nos dirijimos a la puerta.. Oh sorpresa! Estaba cerrada! y mientras nosotras mirábamos a esos ojos de gato bizco que nos miraban escondidos desde una esquina el cartel de ABIERTO se nos cagaba de risa en la cara.


Ma siii, me cago en vos y en tu manzana de lata BARNIZADA, puesta en un Artístico pedestal, dentro de ese Artqueroso local lleno hasta las pelotas de toda tu Artporquería!

Revolution Inn*)

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